La fractura hidráulica permite que las compañías de petróleo y gas exploten, por medio de pozos, capas subterráneas en las que estos energéticos no pueden fluir fácilmente, por estar atrapados en las rocas. Mediante la perforación de pozos a través de las formaciones rocosas, y la inyección subsecuente de una mezcla de agua, arena y productos químicos a presión extrema, se crean fracturas apuntaladas por la arena, que dejan disponible el petróleo y el gas que contienen las rocas, y les permiten fluir a la superficie.